Un pequeño infante mecía su cuerpo en aquel gran olmo, suavemente bailaba pegadito a la corteza del árbol. No había formas ni ruidos en su cabeza, pues lejano a los estallidos de un mundo que no comprendía, él, sonreía al torrente de libertad.
Un ave se posó cerca de aquella escena para observarla más de cerca pues desde kilómetros el olor a realidad le había guiado al lugar, ahora faltaba esperar el momento donde se abriría la posibilidad de comprender....
Entonces el pequeño abrió sus ojos y, sin dejar de danzar, su mirada rompió los pedazos de ilusión que todavía quedaban en ese bosque... sus luces quemaban lo angosto del horror de un sueño del que nadie despierta, nadie.... sin esperarse, entonces habló así: ¡NUBES QUE MI ENTENDIMIENTO CREÉIS NUBLAR, NATURALEZA QUE MI ALMA INTENTA ABSORBER...DESPERTAD PORQUE VOS ESTÁIS DORMIDA Y MI PULSO MURIÓ DANDO VIDA A LA ÚNICA ADORACIÓN!
Hyn Soy
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