Con movimiento sigiloso
y asistida desde las profundidades
es acompañada por la corte planetaria
hacia la mayor de las pasiones,
hacia la noche intrahumana.
La palabra no es experiencia
pero,
la experiencia se relata con palabras
por ello has de imaginar
como si de un sueño intangible se tratara
la destreza formidable
que invadió aquella estancia
de la Reina sin corona,
impensada Sibila,
que en el crepúsculo fue proclamada
como solitaria Emperatriz
Princesa etérea de la Alborada.
En el corazón del mundo
donde sobrevino tal escenario,
los testigos lacraron su compromiso
con la Dama misteriosa
y en los bordes de sus alas
penden los vestigios de aquel pacto
tan recóndito como indefinible
y acuñando el Cetro del Conocimiento
se levantó entonces el prudente Jerarca
y de un solo toque alborotó prados y mares,
haciendo regurgitar de lo más hondo
el dominio de la mente sin forma,
la plástica Verdad máxima e insondable,
manifestada en los ojos de su nueva Dueña,
Señora de la posesión legítima,
luchadora infatigable en la batalla.
Pastora del tropel celeste,
manada de empírea sabiduría,
ahora visitante y pupila del Reino
tímida asceta en la montaña.
¡DEVORADORA DE LA CIENCIA!
¡DISCIPLINADA INTELIGENCIA!
.
.
"Patricia ha muerto, soy la que SOY"
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