El cuerpecito yacía sin vida a un lado del camino. Los árboles jugaban con las sombras sobre su torso desnudo. El Sol lo miraba desde lo alto con compasión y ternura. ¡Cuánto había hecho por los hombres y ahora al fin descansaba! Un caminante pasó cerca de él, se agachó para observarlo más de cerca y en aquel instante un escalofrío le recorrió la columna. Lo reconoció, era Él.
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"Patricia ha muerto, soy la que SOY"
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